domingo, 23 de noviembre de 2008

Tu recuerdo


Sentada en la oscuridad junto al fuego, las llamas reflejándose en mis ojos mirando al frente en algún lugar incierto. Aprieto los puños en silencio, el calor de las llamas enriquece mi piel ante el estremecimiento que siento cuando comienzo a pensar. Solo estás tú, abro los ojos y en cualquier momento siento el presagio de que nunca podré olvidar nada. Me equivoco cuando pretendo negar lo sucedido. Existe algo..., un recuerdo, me trasporto a ese instante en mis sueños, yo no decido esa situación, pero soy una esclava de ti.
Se derrama en mi sueño el corazón en su propia sangre, recuerdo esa mirada cautivadora, tu piel bañada en la oscuridad, tu silueta en las tinieblas con un haz de luz que corrompe mi oscuridad, a veces pienso que no es real. No encuentro soluciones, no encuentro razones para volver a pensar. Tengo que decirte que formas parte de mi propia existencia, siempre presente. Me despierto junto a ti, al aparecer los primeros rayos del sol puedo quedarme quieta, fijar mi mirada en ti y contemplarte. Mis deseos se forjan en un sentimiento, viajan en aquel lugar, no pretenden salir de allí. En este jardín salvaje te encuentro con dos rostros diferentes, uno de ellos es tu belleza corrompida con lágrimas resbalando por tus mejillas, otro es un aspecto felino, impredecible, denotas fuerza en lo que dices, en tu mirada clavada en mí. No necesitas hablar para expresarme lo que quieres de mí, sientes mi dolor y me aportas esa fuerza interior. Me haces saltar al vacio, me abrigas con tus grandes alas de ángel en la caída. Cometo el error de querer arriesgarme, pero siempre estás tú allí, ahora veo tus ojos y las nubes del cielo a nuestro alrededor.
Ahora vuelvo a despertar, junto al fuego, mi alma desconsolada con un corazón de hielo que se evapora junto a ti...

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