sábado, 29 de septiembre de 2012

Profunda traición.

La quería con locura, era para mi mucho más que una amiga, una hermana. La estuve esperando por mucho tiempo, aun cuando ella me esquivaba para no verme. Sé que estuvo en uno de los peores momentos de mi vida, y se lo agradezco de corazón, pero después de aquello no se preocupo por mí en el peor momento de mi vida, ¿por qué?, ¿qué era yo para ella entonces?

Era el amor de mi vida, le amaba más de lo que nadie podía imaginar. Sé que lo hice todo mal, que no merecía que estuviera conmigo. Lo intenté todo por él, le pedí ayuda de todas las maneras posibles, quería cambiar para que lo nuestro cambiara y poder ser felices juntos, pero no lo hizo, prefirió que lo nuestro acabara, ¿por qué?, ¿qué era yo para él entonces?

Aún recuerdo la primera vez que me dijeron que los habían visto juntos en el pueblo vecino. También recuerdo la segunda vez que me hablaron de ellos, los habían visto en lugar donde íbamos los dos a veces. Sabía con certeza que me habían traicionado pero no lo asimilé hasta que una tarde los vi pasar juntos por delante de mí. Me quedé en estado de shock, no podía reaccionar.

Esa tarde estuve en aquel lugar donde él la solía llevar, sabiendo que ellos estaban juntos, muy cerca de mí, aunque ninguno nos pudiéramos ver. No podía dejar de pensar en lo que había visto.

Pensaba que lo peor de mi vida era haberlo perdido a él. Nunca imaginé sentir aquel intenso dolor cuando al fin llegué a casa y asimilé lo que había ocurrido. Y es que no solo era dolor, iba acompañado de miles de sentimientos más. Desesperación, tristeza, desasosiego, frustración, desaliento, ansiedad, decepción, resignación. También recuerdo algunos de los sentimientos posteriores a aquel día, ya que, aunque haya pasado bastante tiempo, la mayoría persisten dentro de mí. Odio, ira, desprecio, depresión, aversión, humillación, repugnancia. 

Intenté hablar con ellos poco después, y lo único que me dijeron es que querían e iban a estar juntos pasara lo que pasara, sin ni siquiera medir sus palabras para no hacerme más daño aún y sin la más mínima consideración por mí.

Pero a pesar de todo, desde entonces no ha pasado un solo día en el que no haya pensado en ellos, en lo mucho que los quería y en lo que daría por volver a aquellos maravillosos años, donde los tenía a los dos. Creo que todo esto se debe a la manera en la que hicieron las cosas. Ninguno de los dos habló conmigo. Ninguno de los dos dio la cara y me buscó para explicarme lo que estaba pasando entre ellos. Si lo hubiesen hecho ninguno de los dos me habría perdido del todo y yo no sentiría el desprecio y el odio que siento hacia ambos. Me demostraron que yo para ellos no he significado nada. Yo nunca habría sido capaz de hacerle eso a ninguno de los dos. ¡Eran el amor de mi vida y mi mejor amiga! ¡Coño!

Por suerte, poco después de perderlo y poco antes de enterarme de tal traición, apareció una persona muy especial que se ganó mi cariño desde el principio y con el cual si tengo la relación que me habría gustado tener antes. Pero por desgracia no la puedo disfrutar al completo debido al daño que estas dos personas me han causado. Lo único que les habría pedido es que hubiesen tenido un poco de consideración y hubiesen hablado conmigo para explicármelo todo. Ahora ellos están felices y yo sigo sumida en esta depresión que me va consumiendo cada día.