jueves, 4 de diciembre de 2008

Falsa sonrisa


Hace tiempo nació alguien que tal vez eso quería, sólo nacer y experimentar todo,
ver la luz y sentir diferentes emociones. Nunca se quejó de nada serio, nunca habló de más,
era raro que se manifestara contra alguien, simplemente dejaba que las cosas pasaran. Fue feliz y lo disfrutó, aún cuando nadie sabía el motivo de su felicidad, se le podía ver sonriéndole a todo el mundo. Era feliz simplemente por estar aquí, pero poco a poco fue perdiendo esas emociones que lo mantenían vivo, seguía viendo las mismas cosas que lo hacían reír, pero ya no igual. La gente seguía sin comprenderlo y él comenzó a notarlo, pudo ver como se alejaban las personas de él, veía venir las cosas y podía evitarlo, pero daba igual y siguió manteniendo su silencio. Poco a poco fue viendo que a nadie le importaba lo que hacía o dejaba de hacer,
sufriendo siempre por dentro y mostrándoles a todos la misma sonrisa que ya no reflejaba una verdadera felicidad, sino un vacío que lo destruía. Nadie nunca notó lo que él sentía, nadie preguntó, sólo lo dejaban ser el mismo. Cada día salía a seguir sonriéndole a todos los que lo saludaran y después volvía a su "cueva" a llorar durante horas, preguntándose dónde quedó todo aquello que una vez tuvo, preguntándose por que no podía ser como los demás y tener a alguien con quién hablar, alguien a quién decirle lo que siente, alguien con quien llorar, alguien que lo alegrara con unas simples palabras, siempre con la misma pregunta y sin ninguna respuesta. Cada vez que creía tener a alguien algo se lo arrebataba, cada vez que quería hablar no había tiempo, y poco a poco olvidó como hacerlo. ¿Cómo hablar si nadie escucha? Unas palabras que repetía mientras caminaba a su refugio, donde rodeado de cuatro paredes y en la oscuridad hablaba consigo mismo, trataba de consolarse dándose palabras de motivación que ni siquiera el creía. Lloraba mientras reía, lloraba hasta que sentía ya no poder hacerlo más
y explotar en carcajadas que volvían a convertirse en lágrimas al voltear y no ver nada.
Así fue como comenzó a olvidarse de todos, a alejarse de ellos, no quería estar en donde a nadie le importaba cuando se fuera. Ahora, todavía sigue sin confiar en nadie, no cree en las personas, sabe que van a apartarse de él algún día. Pero siempre hay una luz entre la oscuridad, una luz que muestra otra oportunidad, una reivindicación, tomar el camino de nuevo es la decisión que él ha tomado, pero aún teme por eso, aún cuando ve las puertas abiertas siente miedo al entrar, lo recorre y cuida sus pasos para no desviarse, quiere seguir hasta el final, pero aún siente miedo de sí mismo, de alejarse, de que lo abandonen y lo dejen morir solo, sin decirle nada más, sólo hacer que regrese y cerrar las puertas sin importar nada.
Pero aun así, sigue sonriendo...

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